sábado, 30 de agosto de 2014

La crisis de las jabitas



"...No se sorprenda, leyó bien…. El Ministerio de Industrias anunció que mil 387 millones de jabitas se fabricarán este año, así que los revendedores furtivos tendrán una ganancia neta de mil 387 millones de pesos en moneda nacional, -57 millones 791 mil 666 CUC- y de cuya cantidad la Oficina de Administración Tributaria (ONAT) no verá ni un céntimo".

   Dicen que todas las culpas van a parar al fondo de la jaba –perdón, quise decir del saco-, aunque pensándolo bien, cada vez se hace más difícil conseguir un saco, salvo que tengas un buen amigo panadero que te lo quiera “resolver”, porque estoy hablando de un saco de harina, pues los sacos de yute desaparecieron hace mucho, y los de vestir solo los usan los viejitos en los velorios y los locutores del noticiero de televisión y…. uuuffff…. ¡que enredo se me armó en un minuto por la dichosa jabita!
   Hablemos entonces de ese adminículo, casi imprescindible en nuestra cotidianidad, que hasta algunos estudiosos de la anatomía postmoderna aseguran que el cubano –de a pie, por supuesto- se divide en cabeza, tronco, extremidades y… jabita.
   Aunque parezca tan simple ese sencillo envoltorio que tiene poco peso, sirve para cargar pesos, y cuesta un peso en el mercado negro, desde hace varios días está ocupando titulares en sitios web, blog, y se habla de ellas las redes sociales.  
   Las jabitas de nylon están provocando crisis nacional, debido a su extravío, por un lado (donde las deben entregar gratis), y su aparición en otro (donde las cobran bien caras), aunque la prensa nacional se haga la desentendida, como si sus redactores y editores no necesitaran tener aunque sea una de ellas en el bolsillo.
    Hace unos días salió publicado un artículo del periodista Randy Alonso, en la página web de Cubadebate, titulado “La jabita se la debo”, donde hacía un repaso a la triste historia de estos envoltorios que, según sus productores se producen por millones, pero que jamás el maltrecho cliente cubano puede disfrutar de ellas en los lugares a donde supuestamente deben ser destinadas.
   Randy se cuestiona en el artículo publicado en Cubadebate, la información brindaba en
un espacio televisivo que también conduce –Mesa Redonda-  por los funcionarios de la Industria de Envases y Embalajes, quienes a sabiendas que el consumidor cubano no tiene acceso a esos envoltorios, dijeron con el mayor de los triunfalismos que en 2014 se producirían mil 387 millones de bolsas de polietileno (jabitas), destinadas fundamentalmente a las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) y al Ministerio de Comercio Interior (MINCIN).
    No se sorprenda, leyó bien…. Mil 387 millones de jabitas se fabricarán este año, algo así como que los revendedores furtivos tendrán una ganancia neta de mil 387 millones pesos en moneda nacional, -57 millones 791 mil 666 CUC- y de cuya cantidad la Oficina de Administración Tributaria (ONAT) no verá ni un céntimo.
   Randy se pregunta en su artículo, que si lo que afirman los compañeros del Ministerio de Industrias en cierto: ¿Por qué entonces faltan las “jabitas” en las tiendas en divisas? ¿En cuál camino se esfuman? ¿Será porque son gratis para el consumidor y no le dejan ganancias al vendedor?
revendedores callejeros de jabitas
   Y concluye con una interesante reflexión: “Quizás la explicación puedan darla los vendedores que las ofrecen a peso frente a los mercados agropecuarios, las panaderías y otros establecimientos comerciales. A ellos no les faltan “jabitas”.
   Coincido con mi colega Randy Alonso en la misma pregunta: ¿Por qué permitir ese maltrato al cliente?, porque al final, siempre somos los mismos perdedores. Las empresas ganan sus diplomas en la emulación, los revendedores hacen su dinerito a costa mía, de ti, de este y del otro,… y hasta de Randy, y el consumidor cubano….. ¡a la mierda!,... si, dije ¡a la mierda! En perfecto y castizo español.
    En lo que no coincido con Randy es en buscar las respuestas en los humildes vendedores callejeros, fichas de un truculento sistema de administración pública que nadie logra comprender, y que desangra a la economía nacional a la vista de todos, dígase hombres y mujeres comunes, inspectores, contralores, gerentes, subgerentes, asistentes del gerente y del subgerente, policías, cederistas, cuadros del partido, ciudadanos todos, proletarios y nuevos burgueses, jineteras y minusválidos, disidentes… ahhh… y travestis, para que no me digan que discrimino por género y afinidad sexual.
   Entre tantos cuadros que van desde los municipales hasta ministros y viceministros, quienes no pueden olvidar que a pesar de sus historiales, jamás dejan de ser servidores públicos –aunque muchas lo olviden- ¿A ninguno se le ha ocurrido ir a preguntarle, por ejemplo, al gerente general de la tienda de Carlos III ¿que hacen "sus" jabitas vendiéndose al por mayor en medio de la calle?
   ¿A alguien se le ha ocurrido aparecerse en la primera semana del mes y chequear si la
“salida” de jabas del almacén de las tiendas, corresponden con los clientes/compras realizadas hasta ese momento?
   Sin ser economista, no es dificil darse cuenta que el tema de las jabas de nylon en las tiendas en divisas son un ejemplo de cuanto desorden, corrupción, robo descarado de los bienes del estado, y sobre todo, maltrato al consumidor tenemos que soportar los cubanos de pie, ante le negligencia, falta de control y apatía de los encargados por velar que eso pase.
   Sería muy bueno –y se lo sugerí a Randy en un comentario que le dejé al margen de su nota en Cubadebate-, que los altos ejecutivos de las tiendas recaudadoras de divisas fueran a la Mesa Redonda, pero no a contarnos sus “éxitos” administrativos, sino a enfrentar al pueblo y dar explicaciones por qué pasan estas cosas.
   Hasta que los verdaderos responsables –que no son los vendedores de jabitas- sean
emplazados como merecen, no se le devolverá la credibilidad a la gente, en estos tiempos en que tantos se esmeran por corroer desde abajo nuestro proyecto revolucionario.
   No basta con presentar a dos o tres administradores asustadizos, cogidos infraganti mientras roban un par de onzas de pollo, como hizo Cuba Dice, del Noticiero Estelar de la TV Cubana hace unos días. Ya es tiempo que los altos jefes se sienten a rendir cuentas, -y a camisa quitada, como lo hizo siempre el Comandante en Jefe- y demostrarle a todos los cubanos que esta Revolución es del pueblo.
   Cada día recuerdo más las palabras pronunciadas por Fidel en noviembre de 2005 en la Universidad de La Habana, cuando profetizaba que seríamos nosotros mismos, desde dentro, los causantes de la destrucción de la Revolución, y si no acabamos de una vez con esta plaga de corruptos y apáticos que dicen dirigirnos en determinadas esferas, veremos derrumbarse los muros de un proyecto social imperfecto, pero enorme en humanidad y amor.
   Y ojalá, la culpa y quien la tenga, no caiga en jaba rota. Aunque Israel y Yoel (ese maravilloso dúo Buena Fe) digan que "la culpa no la tiene nadie".
   Nos vemos en la próxima cola.

viernes, 29 de agosto de 2014

¿Último de la cola?



FOTO: Raúl Pupo
    Aquí llego, pidiendo el último en la cola (como hacen todos los cubanos) de nuestros avatares diarios, que no dejan de estar cargados de problemas, enigmas e impotencias en todo lo mal hecho y que padecemos casi como rutinas.
   Este blog que inicia aquí sus esporádicos encuentros con nuestro acontecer, solo busca reflejar en sus páginas esas pequeñas cosas que nos lastran, que no nos permiten crecer como país y que muchas veces callamos, o por indolencia, o por temores a “buscarnos problemas”.
   Este blog nace inspirado en las palabras del Presidente cubano, Raúl Castro, el 7 de julio de 2013, ante la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, cuando afirmó que “basta ya de tener miedo a buscarse problemas en el cumplimiento de nuestros deberes, y asumir como propia una mentalidad de orden, disciplina y exigencia, sin temor a buscarse problemas por reclamar el cumplimiento de lo establecido”.
También nace bajo las enseñanzas del más grande de todos los cubanos, José Martí, quien sentenció que Cuba “necesita un periodismo de combate, crítico, analítico, serio, responsable y comprometido con el pueblo.  No una prensa elitista, criticona, que sea solo látigo desprovisto de los necesarios cascabeles en la punta, que se olvide de quien es hija y a quien se debe”.
   Cuba necesita que a las cosas se les llame por su nombre, sin tapujos ni medias tintas, desde la visión revolucionaria de ayudar a crear una sociedad mejor, perfectible y socialista. Ese es el único camino que nos queda para seguir construyendo una Revolución que, como afirmó el Comandante en Jefe Fidel Castro, “es más grande que nosotros mismos”.
   La Revolución cubana necesita oxigenarse desde dentro apoyándose en la opinión popular. Pensar que la sociedad puede cambiarse sin contar con el pueblo, es una soberana locura. Señalar a tiempo, criticar, decir que no está bien hecho, nos ayudará a crecer como hombres y mujeres del futuro. Eso si, sin acidez, sin virulencia, sin adular a los enemigos de siempre que llevan más de medio siglo soñando con ver destruido este gigantesco proyecto social.
   El propio Fidel, hace algunos años, nos explicó que una Revolución “es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y de las ideas, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo”.
   El Último de la cola, estará al acecho de cuanto nos daña como pueblo, como sociedad y como nación.
Por aquí nos veremos.